sábado, 26 de marzo de 2011

HISTORIA ....NUESTRO CAPITANEJO PUEBLO QUERIDO

Reseña histórica del muncipio de Capitanejo: 




 La evolución histórica del municipio de CAPITANEJO esta dada hacia el año 1500, en las proximidades del sitio de la cabuya o tarabita del Capitanejo donde se encontraba asentado el pueblo de indios de Chicamocha, llamado así por los españoles en honor de su cacique. La tarabita había sido por mucho tiempo el medio de traspasar sin peligro el río que separaba los territorios étnicos de Muiscas, laches, tunebos y chitareros. Por ello, la cabuya administrada por un jefe étnico de baja categoría-un "capitanejo" constituía el paso obligado del activo comercio interétnico que mantenían las mencionadas comunidades.

Y usando esa tradicional manera de cruzar el río fue como, en 1541, pasó por el lugar la hueste acaudillada por Jerónimo de Aguayo, comisionado por el cabildo de Tunja para fundar la ciudad de Málaga. De esta manera el sitio del Capitanejo se convirtió en el lugar de paso inevitable del camino real que habría de comunicar a las recién fundadas ciudades hispánicas de Tunja y Málaga, primero, y de esta y Pamplona más tarde.

A comienzos del siglo XVII se establecieron en la región gracias a sendas mercedes de tierras que les otorgó el presidente don Juan de Borja, tres inmigrantes canarios que jugaron un importante papel en la primera erección de parroquia en Capitanejo: el capitán don Bartolomé de Aguilar, el padre Juan Bautista García y el sobrino de ambos Cristóbal Verde de Aguilar.

En 1628 don Bartolomé fundó sobre sus tierras, trapiche y ganados, avaluados en 1347 pesos, una capellanía, para sostener la capilla que había sido fundada en la hacienda, administrada por dominicos. Unos años más tarde mientras visitaba la región el arzobispo de Santa fe Fray Bernardino de Almansa, considerando que en los dilatados términos comprendidos en las jurisdicciones de las ciudades de Tunja y Pamplona, y a pesar de la abundancia de hatos y estancias "muy cuantiosas y poblados por muchos españoles, mestizos, mulatos, negros, indios, hombres y mujeres" tan sólo había curas en Carcasí y Soatá, comisionó al padre Juan Bautista García, quien vivía en Capitanejo y oficiaba como doctrinero del pueblo de Chicamocha, para que hiciese el padrón e informe necesario para proceder a la fundación de una nueva parroquia.

Por el informe favorable, el 22 de diciembre en Boavita el arzobispo erigió la capilla de San Bartolomé de Chicamocha, lo que le permitió el rango de viceparroquia. Don Cristóbal Verde de Aguilar hipoteco sus bienes con el fin de garantizar la perpetuidad de la capilla viceparroquial. El 12 de diciembre de 1643 fue nombrado el Fray Tomas López, "cura doctrinero de Capitanejo y de las estancias, hatos y trapiches de su contorno". En 1657, los vecinos de La Balahula y el Valle de la Miel, hasta entonces feligreses de Capitanejo, pretendieron segregarse de su jurisdicción eclesiástica y solicitaron la erección de su propia parroquia de San Miguel. La iniciativa secesionista era encabezada por don Miguel de Palencia.

Después del la muerte del capitán Aguilar los dominicos lograron mediante remate parte de sus tierras, con lo cual consolidaron sus intenciones de perpetuarse en la administración del curato de Capitanejo. Para fines del siglo XVII la situación de Capitanejo había desmejorado notoriamente. El pueblo de indios de Chicamocha había desaparecido, y cuando a comienzos de 1695 llegó a visitarlo el doctor Diego de Astorga y Velasco, cura doctrinero de Guane, el estado de la Iglesia era deplorable. El visitador fue recibido por Fray Andrés de Velasco" cura que dijo ser de dos ranchos que halló en dicho paraje, a la puerta de una ramada que dijeron ser iglesia cubierta a retazos con hoja de caña dulce y dentro de dicha ramada un promontorio de tierra y piedra bruta que dijeron ser pila un Santo Cristo de retablo, con mucha indecencia por estar sin un velo sobre un altar de tierra, desnudo de frontal y manteles, más un retablo de Nuestra Señora del Rosario, una hechura de Santa Lucía, un cuadro de Animas, y dijeron no haber Cofradías, un cajón de madera dorado por de fuera que dijeron ser Sagrario, pero no está en el colocado el Santísimo Sacramento." (AAP,EP 1648-1872, Capitanejo).

A mediados de siglo las estancias de la capellanía de los dominicos habían pasado a manos del padre José Javier Leal por voluntad testamentaria de Salvador Arguello. En enero de 1757 tomaron nuevamente posesión de ellas los dominicos. En 1778 cuando oficiaba como cura Fray Domingo Escobar, el visitador Moreno y Escandón pasó por Capitanejo, la población estaba compuesta por "110 familias de vecinos pobres", y ya de los indios del extinguido pueblo de Chicamocha no se conservaba sino un leve recuerdo. De este modo se dio origen formal al futuro Municipio de Capitanejo.

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